
VIVIR EN COMUNIDAD
VENTAJAS Y RETOS DE VIVIR EN COMUNIDAD
No nos han enseñado a vivir en comunidad, no nos han enseñado a compartir, a construir desde lo colectivo, a empatizar con las necesidades del otro, no nos han enseñado a amarnos lo suficiente como para poder comunicar nuestras necesidades con asertividad.
Vivir en comunidad es un reto, pero a la vez un aprendizaje de vida como ningún otro. En comunidad podemos desplegar nuestros dones para servir en convivencia con el otro. En comunidad podemos generar lazos afectivos con personas con intereses, valores y perspectiva vital similares. En comunidad podemos apoyarnos mutuamente para construir una vida más allá del individualismo y egoísmo imperante.
No se trata de unirnos únicamente con personas iguales a nosotros, sino aprender juntas a vivir de otra manera, con mayor consciencia y con un trabajo diario compartiendo, conviviendo y cooperando. Como humanos, siempre vamos a tener conflictos, por lo que no se trata de evitarlos, sino aprender a gestionarlos con amor.
Para la gestión de convivencia existen espacios formales de intercambio de emociones y necesidades. Para ello usamos la “Comunicación No Violenta” desarrollada por Marshall Rosenberg, que propone un sistema de gestión emocional y relacional en el que las personas deben identificar sus necesidades, las necesidades de los demás y los sentimientos que rodean a estas necesidades, para lograr la armonía a través de la asertividad.
PERFIL ECOALDEANO
¿Crees que vivir en comunidad es vivir bailando alrededor de una hoguera mientras unos cantan y otros tocan la guitarra? ¿O ir descalzos a recoger tomatitos a la huerta, bajo una atmósfera de luz paz y amor? Igual pueden darse momentos así, pero vivir en comunidad es un privilegio y una responsabilidad hacia el resto de habitantes y hacia el proyecto.
¿Sabrías gestionar adecuadamente tus emociones como rabia, ira y enfado? ¿Podrías marcar tus límites con destreza y sin violencia? ¿Serías capaz de escuchar y entender a otra persona que está expresándose a través del juicio y su dolor?
Los conflictos y malestares surgen viviendo en comunidad y es nuestra responsabilidad como habitantes saber gestionarlos o al menos tener la intención de hacerlo. Hay algo que marca la diferencia entre una persona apta y una no apta para vivir en comunidad y es la actitud de escucha, actitud de aprender, de asumir la responsabilidad, de comunicar las necesidades y emociones de forma transparente y en general de querer resolver los conflictos de forma proactiva. El siguiente paso a la actitud es llevarlo a la práctica.
Buscamos personas que hayan conseguido un grado de madurez emocional suficiente para poder gestionar la convivencia y que disfruten de la compañía de los demás. Buscamos personas tolerantes, que sepan aceptar el desacuerdo y la diferencia, que sepan aceptar que las cosas no tienen por qué ser exactamente como quieren, que sepan escuchar opiniones diferentes y que estén dispuestas a entender las necesidades de los demás.
Buscamos personas que sean honestas y transparentes, que sepan comunicar sus necesidades sin miedo y estén dispuestas a pedir lo que quieren. Buscamos personas que estén dispuestas a cultivar un clima de cooperación y apoyo mutuo. Buscamos personas que estén dispuestas a dejar la violencia atrás, que quieran aprender a comunicarse y tratar a todos los seres con compasión y empatía. Buscamos personas que se acerquen por un deseo genuino de vivir en comunidad, que resuenen con los valores del proyecto y que deseen compartir un mismo camino, desde la libertad e independencia. Buscamos personas que deseen construir tribu, una familia unida por una misma visión del mundo.
Si tienes dudas de si puedes encajar en el proyecto, anímate y ven a probar. Al fin y al cabo no se trata de ser perfectos, sino aprender a ser mejores juntos, día a día.
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