AGRICULTURA VEGÁNICA


ANÁLISIS PREVIO

 

La ecología y el veganismo son dos movimientos que, a pesar de ser confluyentes, abordan cuestiones diferentes. El veganismo no tiene nada que ver con la defensa del medio ambiente sino que es un movimiento ético y político que defiende la abolición de la explotación animal y que defiende que los animales no están aquí para nosotros sino con nosotros. El veganismo defiende dejar de considerar a los animales seres que están a nuestro servicio, por lo tanto debemos sacarlos de cualquier ecuación de producción y consumo. 

 

En la mayoría de las explotaciones agrícolas orgánicas es muy común el uso de fertilizantes de origen animal, como estiércol de vaca, cerdo, caballo, gallina etc, o fertilizantes derivados de la industria de la carne como harina de sangre, harina de huesos o harina de pescado. Estos fertilizantes están catalogados como orgánicos al no llevar productos químicos ni derivados del petróleo, pero claramente no se les puede considerar veganos. Habitualmente estos fertilizantes provienen de la agricultura intensiva, ya que con los animales hacinados en hileras se pueden recoger sus excrementos fácilmente a un bajo coste. Por ejemplo, se estima que en España con un censo porcino que oscila alrededor de los 31 millones de cerdos produce una cantidad de purín equivalente en volumen a 25.000 piscinas olímpicas.

 

Además, en muchas explotaciones ecológicas también se utilizan animales con fines regenerativos. En ese caso, la simbiosis esgrimida por el ecologismo, se percibe como una justificación para seguir usando animales para beneficio humano. La simbiosis sólo es real si es ejercida en libertad por las partes implicadas, por lo que en este esquema, la relación entre animales y humanos no es simbiótica sino de explotación y dominio. Por muy bien cuidados que estén esos animales, se sigue perpetuando la idea de que los animales tienen una función de servidumbre. En el momento que ya no cumplen su función suelen ser sacrificados, ya que el coste de mantenerlos es superior al beneficio obtenido. 

 

Por otro lado, en algunas explotaciones ecológicas se emplean métodos poco éticos para la gestión de plagas. Por ejemplo el uso de la caza para disminuir poblaciones de animales que pongan en peligro las explotaciones, uso de cepos y trampas letales.

 

¿QUÉ PROPONE LA AGRICULTURA VEGÁNICA?

 

La agricultura vegánica es un sistema de cultivo orgánico y vegano, que no usa pesticidas ni fertilizantes químicos ni tampoco usa fertilizantes de origen animal, ni métodos poco éticos para la gestión de plagas.

 

Para poder cultivar vegánicamente es necesario colaborar con la naturaleza, creando ecosistemas vivos, emulando los procesos naturales. Nuestra tarea será la de crear alimento para el suelo y las plantas de origen vegetal, haciendo biodisponibles esos nutrientes de las propias plantas mediante procesos de biodigestión y compostaje.

 

Estas son algunas de las herramientas que usa la agricultura vegánica

 

- Incrementar la biodiversidad del sistema con policultivos.

- Asociación de plantas para crear beneficios mutuos.

- Rotación de cultivos para no sobreexplotar los nutrientes del suelo.

- Producción de abonos verdes fundamentalmente de leguminosas para la fijación de nitrógeno.

- Protección de los cultivos con barreras físicas.

- Asumir pérdidas en la productividad por plagas no deseadas.

- Uso de plaguicidas y fungicidas naturales poco agresivos.

- Cultivo sin arado para no dañar la biota del suelo y los pequeños animales.

- Compostaje de restos humanos y otros restos vegetales.

- Acolchado del suelo para retener humedad e impedir el crecimiento de hierbas no deseadas.

- Adaptar las técnicas al entorno, observando la evolución de los cultivos y su integración en el lugar

- Creación de bosques comestibles como fórmula integral de creación de alimento.

 

LA AGRICULTURA VEGÁNICA NO ELIMINA EL IMPACTO

 

El veganismo defiende la eliminación de todo impacto directo, voluntario y evitable que podamos hacer sobre los animales. Obviamente cualquier actividad humana puede generar un daño sobre los animales que no podemos evitar, como por ejemplo matar insectos cuando conducimos.

 

En el caso de la agricultura, de forma inevitable vamos a generar un impacto sobre la fauna local. Pero eso no debe usarse como justificación para seguir explotando a los animales y para no intentar minimizar el impacto que tenemos sobre los ecosistemas.

 

Lamentablemente no existen productores que sigan este modelo en España. Así que es nuestro deber empezar a demandar a los productores nuevas fórmulas de cultivo respetuosas con la naturaleza y con los animales. O sino, aprendamos a cultivar, juntémonos y trabajemos por la soberanía y autosuficiencia alimentaria sin explotar a los animales en el proceso. 

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